De un vistazo, el nuevo Patriot se identifica como un Jeep en toda regla, gracias a su frontal con parrilla de siete barras verticales, sus ópticas redondas o sus anchos pasos de rueda cuadrados. El coche es relativamente bajo, al no pasar de 1,68 metros, cuando por ejemplo el 4x4 Commander, más grande pero de fisonomía similar, llega a los 1,83 metros. La verdad es que el Patriot es una segunda entrega del Compass que llego a España hace meses y luce una estética más suavizada y urbana. El Patriot se asienta sobre la plataforma del Dodge Caliber y desde luego comprende tracción 4x4 con diferencial trasero electrónico, coordinado con el ESP de serie, que deriva fuerza al eje posterior, a través del embrague de doble fase, cuando los sensores del sistema preven pérdidas de motricidad en el anterior. Su caja de cambios es de 6 relaciones muy bien ajustada. Una tecla junto a la palanca de cambios permite bloquear la función electrónica hasta un tope de 16 km/h para derivar un ratio simétrico entre ambos ejes, lo que no esta de más ante cualquier apuro en el campo. En carretera es un vehículo solido y aplomado, con un confort de marcha y reacciones muy próximas a las de un turismo. El interior ofrece amplitud para cuatro adultos y el puesto de conducción está bien ideado, aunque el volante solo se ajusta en altura. Entre el equipamiento hay aire acondicionado (no climatizador), audio CD, airbag frontales y de cortina, llantas de 17 pulgadas y luego muchos extras pagando a parte. El motor del Patriot es de gasóleo 2.0 CRD de origen Volkswagen. Cebado por bomba-inyector que rinde 140 CV y empuja con determinación, sobre todo desde 2.000 rpm. Ya esta disponible en los concesionarios de la marca, y sus precios van entre los 25.840 y 27.000 euros. Más información en Jeep. Desde Santiago de Compostela.
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